martes, noviembre 20, 2007

Sueño (uno de tantos, título aburrido, trillado, pero ese es).

Personajes:

Cronista
Johan (el traba) – supuesto mejor amigo de la cronista
Henry (el queso) – ex de la cronista, que le fue infiel y la humilló en el pasado (no tan lejano).
Kenny – único verdadero amor de la cronista.
Ronnie – amigo de la cronista y enamorado de ella en secreto.
Miguel – única persona real en toda esta historia, la única real desde que comenzó... Hasta hoy.
Y los demás... :D son los demás.

(...)

Desperté cansada, como siempre. No, no soy mujer, pero mi cuerpo lo es.
Desperté cansada y bastante mareada, me quedé dormida y sin embargo el mundo siguió girando, al parecer, por lo extraño de esa mañana – entre bochorno, calor, ambiente pesado y tranquilo... tan confuso – giró todo menos mi percepción del mundo, no podía ser el mundo equivocado, sin lugar a dudas era yo la equivocada, mi lugar ahí no era el lugar, mi razón ahí no existía, y aun así, ahí estaba yo.
Al poner mis pies en el suelo frío (me sorprendí porque el ambiente era caliente) fue como presionar un botón, de pronto el mundo se encendió. Se prendió una televisión, una tetera piteaba no tan lejos de ahí, pasos lejanos, cercanos, pasos, carros en la calle, pájaros silbando y yo pesada cambiándome y pensando “qué día es hoy?” salí del cuarto algo asustada, una señora gorda miraba la televisión llorosa y emocionada, tenía una pierna de pollo frito en mano derecha y la comía casi sin darse cuenta, como quien no hace nada, la miré con asco (tengo una mirada de asco pero terrible, o sea si soy fea de por sí, cuando miro con asco lo soy aun mas), me fijé en el programa al parecer era una telenovela (no, novela no, está mal decir novela, se dice “telenovela” y aún así es un insulto porque una novela no necesariamente tiene q tratar de un amor extremadamente estúpido y sin lógica incluso para enamorarse debe existir, sino, es ilusión), como pueden darse cuenta, odio las “telenovelas”.
Ya en la calle y lista para ir al trabajo me encontré con mi amigo de infancia, “el traba”, uno que cuando teníamos nueve años y éramos unos wawas (él dice q en mi caso una “huambrilla” porque mi mamá es de la selva bababababá) se me declaró desastrosamente y yo toda rojita le dije “no, a mi me gusta Andreita”, es que yo tenía 9 años y no sabía mentir y en mi inocencia yo creía que para el resto era sumamente normal que a una niña le guste otra niña... Con el paso del tiempo (y a raíz de esta casi experiencia) aprendí que no es muy común pero tampoco anormal. Saludé al “traba” y me dijo “hoy no chambeas chata, qué pasa! En que mundo andas!” me sonrojé y le dije “pucha, que roche Traba, qué será, juro que hoy desperté como en un sueño” él me miró como quien mira algo rarísimo y sonrió, quedamos en ir a Miraflores. Una ves ahí caminamos por todos los lugares conocidos, bajamos a la playa y conversamos sobre nuestro tema favorito “ellos” sacó los “chocolatitos” como él le dice a la marihuana y nos pusimos a fumar.
-Oe, qué fue de la chibola que embarazaste?- lo miré de reojo mientras me columpiaba en un árbol. Tenía frío pero me hacía la desentendida.
-Ah?... Ah, ella. No me hables de esa cojuda, por dios, que feo. No, tremendo susto chata, ya fue felizmente, caso cerrado, sellado, catapultado... Gracias a dios no fue grande la cosa, que feo weona, que feo! – se limpió la cara con las manos, me miró y sonrió – por lo menos yo no me agarré un queso! – se reía a carcajadas.
-Ya sabía que me tenías que decir eso en cualquier momento, tú no te olvidas no? No debí contarte lo de Henry, cuando ya me olvidé tú me lo mencionas, que ganas de joder por dios... – con una mueca en el rostro miré el pasto y pensé “el queso me la hizo a mi así como yo se la hice a otros muchos” – que pendejo no? Yo que me alucinaba la intocable fui cagada por un queso, y no cualquier queso, sino “Él queso” jajaja, que monse... Si pues, pero que bruta pues, y que bruto él, enamorarse de mi pues... Sólo un idiota se enamoraría de mi- seguí fumándome el porrito.
-jajaja, que tal amor propio ah? Jaja... Si pues, la verdad que tienes razón, nadie se enamora solo, eso de te amo pero tú no a mi es de imbésiles, gente que no se quiere nada y ruega por migajitas de amor... Y lo peor, amor falso, de ese que das cuando ya te aburriste y quieres “hacer hora” pues... Qué feo que exista gente que se quiere tan poquito.
Las olas de mar parecían querer alcanzarnos y decidimos que había sido suficiente por hoy, sin saberlo había estado muy cerca de la persona que más daño había sufrido por mi causa, y justamente esa persona había estado hablando de la marihuana.
Llegamos a mi casa tardísimo y mi papá no quiso abrirme la puerta, él no tenía llave así que decidimos ir a mi colegio – es un colegio estatal, inmenso y muy popular por mi zona – saltamos los muros y nos metimos a dormir en un salón, cuando te has metido un chocolatito duermes bien rico y ni te acuerdas del feo con el que estás jateando.
A eso de las dos de la mañana escuchamos ruidos afuera, con el frío y la bajada (el efecto de la droga marchándose) nos miramos asustados y decidimos ver por la ventana. Era un grupo de chibolos del colegio que estaban practicando artes marciales, nosotros entre risa y risa decidimos salir y hacerles el habla.
-Buenas- dijo el Traba con voz de tío y los chibolos casi se mean en sus pantalones, todo era un cague risa. – Buenas noches – como arrastraba las palabras al hablar hacía pensar en un señor pues, para nada el traba.
-Buenas... Quién es usted? – preguntó el mayor de los chibolos.
-Johan, yo cuido el colegio de noche ¿tienen permiso para entrenar aquí? – los miró uno por uno, como dirigiéndose a todos pero dando a entender que sólo el mayor podía dirigirse a él.
-ah... No, no me habían dicho nada señor Johan, pero... No creo q hagamos nada malo, mire, si usted quiere...
-Enséñame pues, a mi y a mi enamorada.- el traba daba una risa tremenda, así que cuando yo salí de la oscuridad fue llorando pero de risa y los patas me miraban como una fea aparición.
La noche fue magnífica, entre artes marciales y un Traba que parecía militar. Las cosas se daban como en un sueño, aprendí en unas cuantas horas lo habido y por haber de estas “artes” e incluso a pelear con “katana”, parecía que me hubiera drogado una eternidad pues todo era increíble, creía estar alucinando.
A las seis de la mañana cuando los Jet li peruanos made in caja de agua se habian ido, el traba y yo sacamos la vuelta por la parte de primaria que daba a mi calle, ni bien salté a la vereda vi un anuncio grandote de esos que sólo los de “me fascina Ripley” ponen, pero en lugar de esa wachafada decía “Sueños, la telenovela que ha captado tu corazón, del guionista Miguel A. Blaskovic, en sus últimos capítulos, no te la puedes perder!!!” me quedé mirando el anuncio y recordé que así se llamaba la telenovela que había estado mirando la señora gorda del pollo frito, sonreí irónicamente y pensé “paja, le está yendo bien”, el traba me jaló la mano “oe! Chata, corre, tu viejo te va a matar si te encuentra en la calle, vamos a tomar desayuno a mi casa, no creo que halla gente a esta hora” caminamos hasta su casa que no es muy lejos a decir verdad pero por la noche que habíamos tenido se nos hacía un poco pesado, además me moría de hambre. Cuando abrió la puerta de su casa y pronunció la palabra “entra” sentí como si me fuera a desmayar, quise voltear pero mi cuerpo fue en contra de mis deseos y avancé por la puerta, de un momento a otro lo que yo creí real pasó a segundo plano y me encontré en un salón de clases, toda mi promoción estaba ahí, mis amigos a los que no veía hace mucho tiempo, todos uniformados, incluso yo.
Es curioso como lo irreal pasa a formar parte de tu vida cotidiana, por lo menos cuando eres yo. No sé si te a pasado, que estás haciendo una cosa y sin darte cuenta ya estás en otro lugar haciendo otra, y te ríes, en mi caso a carcajadas, en ese momento, frente a mis amigos, comencé a reir, todo era un chiste, creí que alguien me golpearía y me despertaría, mi cabeza daba vueltas, no creía nada de nada y no me preguntaba porqué, sólo me reía, así llegué a la puerta del salón y salí al patio, era hora de recreo, todo el mundo afuera gritando, corriendo, saltando, riendo y yo como borracha sin creerme lo que estaba pasando.
-chata!- escuché una voz familiar no muy lejos de donde yo estaba, miré a todos lados y en el patio dirigiéndose a mi estaba Johan el traba con una bolsita de cheese trees y su chalinita azul marino – oye chata, mi beso?
Se lo di y lo miré fijamente mientras él me hablaba de una clase aburridísima de religión o creo que era geografía... Qué habrá sido, yo andaba bastante confundida.
-Brabazo, oye, Traba ¿qué hicimos anoche? – se lo pregunté aún saliendo del trance.
-...¿te pasa algo?... – sonrió de nuevo y me tocó la frente frunciendo el ceño – estás sin fiebre... jajajaja no me mires asada oye! Yo debería ser el asado, que graciosita que estás chata, beso en la mejilla que señorita! – lo miré aburrida y casi lo golpeo – ¿no te acuerdas? – su pregunta fue seria, muy seria.
-no idiota, talvez por eso pregunte. – estaba algo fastidiada y por eso le contesté así.
-Anoche me dijiste que sí pues, no me salgas con huevadas Kty, qué me vas a decir que te olvidaste que estamos. – cuando Johan dijo eso mi corazón se detuvo y abrí los ojos de golpe y muuuuuuuuuuuuuuucho.
-¿qué dices?- Apenas terminé de decir eso y frente a mi pasó mi ex Henry alias “el queso” con su nueva novia, muy abrazados y ella me miraba burlonamente, yo me mareé más “qué chu... Yo, yo nunca estudié con Henry en el colegio... Ellos no...” mi cabeza daba vueltas, el Traba me miraba “oe, vamos a comprar algo, necesitas caminar chata”, me agarró de la mano, se la solté al instante “no me jales weon, yo camino sola”, salimos a la calle y compramos dos cafés, cuando íbamos a cruzar la pista para entrar al colegio de nuevo pasó un carro elegantísimo (no sé de carros, no sé que modelos, marcas, razas existen de carros así que sólo diré que era una caña brabaza) negro con plateado – como JD quisiera – y paró frente a nosotros, no pude evitar mirar a la ventanita bajando, cuanto más bajaba la ventanita mis ojos se abrían más y mi corazón latía más rápido, no podía creerlo, era él.
Con su sonrisa perfecta, blanquísima, radiante, su cabello hermoso ensortijado, sus ojos brillantes, y su expresión burlona, de niño eterno. Me miró y sonrió, estiró una mano, la mía se movió casi maquinalmente “Mi peke” dijo y yo me sentí tan estúpidamente feliz, sonreí y estoy segura de que me veía tontísima.
-Pequechatabola – volvió a sonreir – mi peque, como estás?
-Kenny... – no sabía que decir, sólo podía mirarlo – bien.
-Ay, estaba por ir a tu casa, necesitaba verte, hace tanto que no te veo, necesito un beso tuyo un abrazo muy fuerte.- me miró como un niño. Me incliné hacia él, besé su frente y lo abracé muy fuerte realmente. – mi chiquita... Me hace muy feliz verte tan bien, hoy es un día muy especial, gracias por estar conmigo, hoy me caso peque- sonrisa, rostro de piedra, mirada perdida, un beso en mi mano derecha, unas palabras vacías, mi expresión congelada, el carro a lo lejos, una mano en mi hombro, mis pasos, el colegio, mis lágrimas, risas ajenas, mi odio... Yo corriendo al baño, yo encerrada golpeándome contra las paredes del baño “NO JODAS TRABA NO ME DA LA GANA DE SALIR ENTRA SI QUIERES NO JODAS” gritaba llorando, él entró y me llevó a la espalda del baño de hombres, me miraba preocupado, armé mi chocolate, me lo fumé, miré la pared llena de graffitis, de corazones, golpeé las paredes con mis puños, odié el mundo, me odié a mi, empujé al Traba que no me detuvo, y salí al patio, el recreo eterno, el cafetín lleno de gente, al parecer estaba dando la telenovela esa que todo el mundo amaba “Sueños” ja, que estúpido título, me burlé, escuché a las mocosas del colegio decir “El guionista de la novela sí que es buenísimo! Se pasó! Amo su novela! Te juro que no puedo dejar de verla me fascina!” empujé a un grupo de estas chicas, me miraron horrible e incluso me insultaron, volteé, las miré a todas tragándomelas y retrocedieron un poco “cállense carajo, vienen al colegio a cagarse más el cerebro y a hacer vida social, mejor quédense en sus casas chibolas idiotas, qué! Qué me van a hacer, me van a pegar? Haber, quien es la primera?... Ajá! Arrugan” seguí caminando sin saber bien a donde, las lágrimas salían de mis ojos, como la respiración de mi cuerpo, ya no podía controlarlas. Vi a Henry y a su novia besándose debajo de las escaleras del estrado, así como estaba quise matarla y casi le pego, pero Henry se dio cuenta y la abrazó fuerte, subí las escaleras y llegué hasta el techo del colegio, desde ahí miré lo que había caminado, me sentí en la miseria, vi a Johan con su club de fans, a Henry con su nueva novia, recordé a Gerardo, a Hans, a Melina, a Jack, a José, a tantos a los que engañé e hice daño, lloraba amargamente pateando piedritas y no sé como me di cuenta, había un viejito a mi lado, estaba mirando el patio como yo, me quedé viéndolo y pensando “estoy tan dura que no me doy cuenta de lo que pasa en realidad”, el viejito tenía una mirada triste.
-¿Te das cuenta?... Que feo ¿no? Que feo es desaprovechar el tiempo y jugar con los sentimientos ajenos- miraba el patio como si estuviera viendo mi pasado en una esfera de cristal – Se siente feo... Así... Como te estás sintiendo tú.
Sentí cuando me miró que me atravesaba con sus ojos. Me paré y lo miré de pies a cabeza (era bastante bajito), mi cabeza aun daba vueltas.
-¿Qué? Usted quien es ah? Quién se cree? Usted no me conoce, no hable como si lo supiera todo, que feo, viejo y metiche, ja, qué sabe usted de mi. Yo soy diferente, punto. Crees que con eso que me dices me asustas? Q me haces reflexionar? Que te pasaste de sabio? Ja, no me das ni miedo ni risa, si quiero ahorita mismo te mato a patadas, yo soy diferente, todo eso que me dices no me afecta, Johan y yo somos diferentes, eso que tu llamas “hacer daño” es sólo pasarla bien y que el resto de idiotas que se la creen sufran por idiotas.
-Esto es sólo el comienzo... Lo que sientes ahora es nada comparado con lo que sentirás.
Me erguí en todo mi tamaño y estuve a punto de lanzarme contra él cuando de pronto vi abajo, en el patio, un grupo de personas atacaban el colegio, iban golpeando gente, al parecer los amenazaban porque buscaban a alguien. De un salto bajé hasta el estrado, entonces todos los revoltosos me miraron y corrieron hacia mi, comenzaron a golpearme, drogada como estaba no sentí el dolor, pero si la rabia, recordé la clase ficticia de artes marciales y me los bajé a todos, sentí como la fuerza supuestamente inexistente en mi surgía y se dirigía a mis puños y piernas, sentí como la impotencia de hace unos momentos salía violentamente de mi hacia esas personas. Saqué de la nada una katana y los partí en la mitad, me reía mientras los mataba, me reía a carcajadas “quién dice que puede? Quién? Donde está? Cual de ustedes es?” y seguía riéndome mientras les arrancaba el corazón como si se tratara de un bocadito que se saca con un palito, los veía caer y mirarme con pena, una pena inmensa mientras yo reía. Al ver los rostros reconocí a todos ellos a los que un día les juré amor eterno, al principio me sentí confundida, pero era tal mi exitación que disfrutaba matándolos, así que no me importó seguir.
-Así que tu eres intocable?- una voz retumbó no en el colegio, en el mundo entero, en la infinita extención del universo. Por primera vez en todo el día (día?) sentí miedo, un miedo atroz.- Por tus actos, todos pagarán, incluso aquellas personas que realmente quieres.
Sentencia sellada.
Del cielo llovieron balas, apuntando a todas partes, el suelo se bañó de cuerpos, de un momento a otro las risas de los colegiales pasaron a gritos y de gritos a silencios eternos, yo me quedé como idiota mirando a todos lados, comencé a reirme a y a mirar al cielo “que cagada, jajaja, ni más me drogo en el cole, alucino webadas!”, los pocos alumnos que quedaban corrian hacia los salones, yo seguía en el estrado viendo comoninguna bala me daba a mi, como mis compañeros de promoción iban callendo, mis amigos, mi primer enamoradito, mi ex mejor amiga, la profesora de primaria, los que no conocía... Estaba empapada en sudor, sangre y suciedad, viendo lo increíble frente a mi, todo el mundo corriendo, llorando, gritando... Y en medio de la multitud de cadáveres se elevaba una silueta, desde el fondo del colegio hacia donde estaba yo, se acercaba a paso lento hacia mi. Por un momento me pareció que era mucho chiste ya, pero luego sentí algo entre miedo y vergüenza, era Miguel.
Me tapé la cara con ambas manos “no, no es él, no es él, va a pasar abriré los ojos y estaré en la casa del Traba tomando desayuno, no es él, carajo, no es” abrí los ojos llenos de lágrimas y Miguel seguía avanzando hacia mi con un cuaderno y un lapicero, iba escribiendo algo en él, ni siquiera me miraba.
-Tú también? Vienes a decirme que soy de lo peor? Que me vas a destruir y todo lo demás? Vete. Vete que no te quiero dejar como a los demás.- pero él ni se reía ni nada, seguía escribiendo y avanzando. Eso me daba rabia, que no le daba miedo. Entonces avancé y quise golpearlo pero no se de donde salieron más personas y lo protegieron, a toditos los maté, ninguno podía conmigo, pero yo no quería matarlos a ellos, quería matar a Miguel, hasta que en una confusión sentí un dolor frío y rico en el estómago, una espada me había atravesado y caí al suelo, miré a Miguel que no me miraba pero que había parado de escribir y revisaba su escrito, sentí ganas de dormir, sentí frío, sentí soledad, por primera ves él estaba ahí y no me miraba. No sé como pasó, pero alguien me rescató de las personas dispuestas a matarme, alguien me estaba cargando, alguien se encerró conmigo en un cuarto, era el Traba, estaba claramente asustado.
-¿Qué mierda pasó Kty? – me miraba asuatado, nervioso, como nunca lo había visto.
Yo sonreí.
-Traba, no me dejes por favor, no te vayas, no pelees con nadie, me quiero morir viéndote, a mi lado... – mis ojos se cerraban pero yo quería mirarlo, aunque esté lloroso era lindo, trataba de sonreir para mi.
-Hablas webadas, no te vas a morir... – las lágrimas iban acariciando su rostro- ¿Qué hiciste chata? ¿qué hiciste? – me vio llorar también - ¿el amor al queso? – nos reimos - ¿porqué Kty? ¿Porqué los mataste? ¿Qué está pasando? ¿Quiénes son esas personas, esa voz, ese tipo en el patio..?
Yo iba cerrando los ojos, tenía miedo, no quería morir, pensaba en toda mi vida, como si esta se redujera a mis errores.
-No pasó nada traba, tranqui. Soy muy mala para morir. – nos reimos.
-Sí carajo. Ahora te quedas aquí quietecita, voy por ayuda.
Yo ya no tenía fuerzas para decirle que no, que no se vaya, que era obvio que yo no era mala sino cojuda, y que de todas maneras me iba a morir, que no quería que me dejara. Rogué que alguien viniera, que me abrigara, que me ayudara, rogué ver a alguien antes de irme para siempre a ningún lugar... Entonces se abrió la puerta del salón y apareció Ronnie- ¿Quién diablos es Ronnie? – un muchacho que siempre ha sido muy amable conmigo, un niño de 17 años a penas, uno que siempre me decía “ayúdame en tal tarea, hazme la taba, ven a verme, cuando te veo yo”... Me miró y me abrazó “kty, te voy a dar mi vida” y así como lo dijo, así como me levanté y así como olvidé lo que había echo.
-Alguien que da su vida por mi, sin lugar a dudas no merecía vivir... Enamorarse de mi... ja.- salí del cuarto con la única idea de matar a Miguel.
Los cadáveres habían aumentado, sobre una pequeña montaña de muertos estaba sentado Miguel con su cuaderno y su lapicero, seguía escribiendo, muy concentrado. Entonces corrí. Mis pies volaban, el mundo alrededor se había detenido, lo único que existía era Miguel, mi katana, mi odio y casi ni yo. Alcé mis brazos, grité para darme fuerza, lloré y Johan gritó desde atrás “NOO KTY NOO! LO ÚNICO QUE DEBES HACER ES PERDONARTE!”, me detuve en el acto y giré, lo miré odiándolo “Perdonarme? Hice algo malo entonces? NO! Yo nunca le mentí, ni a él, ni a ellos, a nadie Traba... Perdonarme... Tú y yo somos iguales, si me tengo que perdonar perdónate tú primero, no me jodas Traba.” Estaba mareadísima “Oye, tú, Miguel, qué te computas yo para hacer lo que te da la gana? Si no eres malo y desgraciado como yo no deberías hacer esto, porque no sabes como!”, entonces por primera ves Miguel me miró, me asusté, sonrió, y dijo “FIN”. Me sentí caer, y caí. Caí en un hoyo, y ya no era yo, era una señora gorda comiendo un pedazo de pollo frito, una pierna para ser exacta, estaba viendo el final de una telenovela, de la telenovela “Sueños” esa que nunca había visto, había terminado en que la protagonista era asesinada por sus propios miedos, en medio de un mar de cadáveres y la venganza irreal de un herido por su falso amor. Así terminaba la telenovela, yo moría en el último capítulo.
Y así desperté, sudando frío, a pesar de hacer calor, muerta de miedo, paralizada en mis ideas, sin darme cuenta que mientras me había quedado dormida... El mundo había seguido girando.

escribes bien... aun recuerdo que lo hacias mejor que yo hace 2 años...

No hay comentarios.: